lunes, 1 de abril de 2019

Lo que sentimos, pensamos, callamos y no siempre decimos.



Puede que en algún momento de nuestro día a día nos sintamos oprimidos, ahogados entre nuestros pensamientos, sentimientos y sensaciones, porque? Porque no siempre podemos decir lo que pensamos, porque algunas personas intentan invadirnos con sus ideas, tratan de imponernos sus bloqueos, resistencias y maneras de pensar y claro que todo eso llega a saturarnos o ahobiarnos.
Qué hacer cuando eso suceda...
Lo primero que debemos hacer es detenernos a pensar en lo ocurrido, pocesionarnos y saber identificar la situación, entender que si algo nos desgasta, hace daño o desvia de nuestro camino es porque nosotros lo permitimos, cuantas veces nos vemos envueltos en una espiral de palabras que se inician en nuestro interior pero no sabemos cómo llevarlo a la realidad, ya sea por temor hacerle daño a los demás o por no sebernos explicar.
Pienso que cuando nos hemos tomado el tiempo necesario para conocernos, somos capaces de darnos cuenta de que hay cosas que hacemos bien y otras que no, creo que debemos mirar nuestro interior de manera objetiva, ser capaces de ver nuestros defectos y virtudes, fluir con el entorno sin temor a perder nuestra verdadera esencia, amarnos, respetarnos, valorarnos y guiarnos por aquello que sentimos, solo así podremos llegar al ser protagonistas de nuestra vida. No, no estamos obligados a complacer ni agradar a nadie, pero pienso que lo que si deberíamos proyectar es ese trabajo interno al exterior, haciéndo que sean nuestras acciones y hechos los que nos precedan.
Pensar antes de hablar, nos hará poder empatizar o conectar con el entorno, para poder comprender y aceptar a los demás tal y como son, para luego hacer que susceda lo mismo hacía nosotros. No nos callemos ni permitamos que nada ni nadie nos a parte del camino de la felicidad!

Wilbert Martínez formador y facilitador de crecimiento personal.

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