“PROYECCION PSICOLOGICA
Y AUTO CASTIGO”
Siempre
decimos que vivimos en una sociedad caótica, que se pierden los valores, que no
se demuestran los sentimientos, que nadie se detiene a pensar en sí mismo,
todos de una u otra manera construimos y mantenemos el desequilibrio, somos
parte de este mundo y por lo tanto responsables, criticamos, juzgamos,
decidimos, gobernamos y seguimos patrones que suelen ser destructivos, parece
que estamos destinados a la auto destrucción!
No tiene ni debe ser así pero lo cierto es que debemos analizar nuestro
interior y observar aquello que proyectamos
Lo que
vemos en los demás dice mucho de lo que somos, nuestro exterior actúa como un
espejo para nuestra mente, cuando observamos en los demás algo que no nos gusta
o incomoda solemos sentir desagrado y rechazo, eso nos está indicando que eso
que rechazamos está en nuestro interior, nuestro inconsciente consigue ayuda de la proyección exterior y
psicológica.
La
proyección psicológica es un mecanismo de defensa en la que atribuimos a los
demás sentimientos, pensamientos, impulsos que nos resulta inaceptable en
nuestro interior, con este mecanismo se pone en marcha una serie de patrones
que generan conflictos, en algunos casos no todo lo que se proyecta y percibe
es negativo.
PROYECCIÓN NEGATIVA
-ODIO –
RENCOR – ENVIDIA
PROYECCIÓN POSITIVA
-ADMIRACIÓN – VALORACIÓN –RESPETO – IDEALIZACIÓN –CARIÑO
PROYECCIÓN EN EL AMOR
Solemos
darle o atribuirle a la persona amada características que solo existen en
nuestra personalidad
Toda esta
proyección está en nuestra mente y en
algunas ocasiones pensamos que conocemos
a personas, cuando en realidad lo que estamos haciendo es proyectar sobre ellas
nuestra propia realidad.
Aunque nos
cueste admitirlo es mediante la observación cuando se puede saber más de los
demás y de nosotros mismo, siempre
estamos interpretando lo que sucede en nuestro alrededor, hay una frase de
“BUDA” TODO LO QUE TE MOLESTA EN LOS DEMÁS ES PORQUE NO LO HAZ RESUELTO EN TI MISMO!
Es
complicado porque casi siempre lo que encontramos difícil en los demás es la
pauta en la que deberíamos detenernos y trabajar, para así poder lograr un
equilibrio interior que luego se proyecte en el exterior.
Otro gran
punto de desequilibrio, de perdida emocional o conflicto interno es el auto
castigo, en muchas ocasiones le comento a las personas que acuden a mi consulta
que somos nuestros mayores jueces y nuestros peores verdugos, porque somos
capaces de generarnos daño, dolor, confusión, miedo.
Cuando
cometemos un error, es frecuente “auto flagelarnos” una y otra vez. No podemos
perdonarnos por más que haya pasado el tiempo, los demás se hayan olvidado o se
haya solucionado el problema.
¿Por qué actuamos de esa manera tan estricta
con nosotros mismos?
¿Por qué
sentimos esa necesidad de auto flagelarnos?
Al cometer
un error, lo normal sería determinar la responsabilidad y no la culpabilidad de
esa acción o decisión. No sabemos, quizás, que no es lo mismo ser responsable
que ser culpable. En realidad, hasta sería bueno que borrásemos de nuestro
vocabulario personal la palabra “culpa”, porque no nos lleva hacia ningún lado,
crea miedo e inseguridad en nuestras vidas.
Tenemos la
necesidad de castigarnos de manera inconsciente, y esta proviene de esa sensación de culpa, de la idea
errónea de que hemos hecho algo muy malo y por ende, somos malas personas. Nada
más alejado de la realidad. La explicación psicológica de por qué nos sentimos
culpables tiene que ver con la autoestima. Si no nos estimamos lo suficiente,
podremos pensar que todo ocurre por nuestra causa o nuestra culpa, incluso en
acontecimientos en los que no participamos.
Si un
castigo, llamada de atención o reprimenda no llega por parte de las personas
que nos rodean al equivocarnos, no importa, porque nosotros mismos nos
encargamos de ello. Nos auto imponemos una penitencia severa para purgar o
limpiar los errores cometidos.
Por más que
algunas personas no quieran dar crédito a la teoría de que los hechos de
nuestra niñez influyen en la edad adulta, es preciso saber que si hemos crecido
en el seno de una familia muy autoritaria o rígida, probablemente nos
sentiremos más culpables que responsables. Tendremos tendencia a sancionaremos
por los errores y pensaremos que somos los peores seres del mundo por una
equivocación.
PODEMOS
COMETER ERRORES?
¿O SERA QUE NO NOS PERMITIMOS ERRAR?
Quizás en
nuestro sistema interno, es vital ser perfecto, el mejor hijo, la mejor esposa,
el empleado predilecto, el amigo ideal… ¿Y en qué momento tenemos la
posibilidad de equivocarnos? Y lo que es peor aún ¿Cuándo aceptamos nuestros
errores?
“Es bueno
saber que castigarse no es una solución al problema”, porque no hará que
desaparezca la acción o decisión tomada. Muchos de los que se auto castigan
piensan que mágicamente se evaporarán las consecuencias de ese error.
Sin embargo, el castigo sólo nos sirve para
revivir una y otra vez las consecuencias del daño causado o “Ponerle sal a la
herida - Hurgarla”, como se dice
popularmente. Y esto no es beneficioso. Pedir disculpas e intentar minimizar
las consecuencias del error es mucho más ventajoso.
Por otra
parte, el auto castigo nos impide seguir adelante y crecer como personas. Más
allá de que nos hayan enseñado que el castigo es la mejor manera que tiene el
ser humano para redimirse y cuánto más dura sea la penitencia, más expiaremos
los pecados, eso no es así. Solo tenemos la capacidad de mejorar como ser
humano cuando aceptamos que nos equivocamos y hacemos todo lo posible por
reparar el error. Pero atención, que las cosas no quedan allí, sino que se debe
dar otro paso, el del aprendizaje.
Claro, porque de nada nos sirve aceptar un
error si lo volvemos a cometer una y otra vez. Entonces, si empezamos a hablar
en términos de responsabilidad y no de culpabilidad, será más sencillo que
hagamos un profundo análisis de lo ocurrido, evitándolo en la siguiente
ocasión.
El conocido
“mea culpa” no tiene validez si no hacemos nada para solucionar el problema o
para aprender.
Es mejor decir “soy responsable por ello, voy
a hacer lo posible para revestirlo”.
Una vez
dado este paso, el siguiente ejercicio será el de aprender cómo borrar del
historial mental y sentimental esa equivocación, una vez que ya hayamos
recibido la lección correspondiente.
HAY
COSAS QUE NO DEBEMOS HACER PORQUE NOS HACEMOS DAÑO
-Huir de los
problemas
-Dejar que
el miedo cree obstáculos
-Mentirnos/
mentir
-Vivir solo
para programar el futuro
-Vender
lastima / comprar pena
-Compararnos
con los demás
-Vivir del
pasado
-Buscar la
perfección
-Intentar
ser quien no eres
“Errar es humano (y perdonar, es divino)”